La talabartería Guillermo Londoño enfocó su producción de implementos vaqueros pensando en el bienestar no solo del jinete sino también de su fiel caballo, poniendo toda su dedicación para lograr concebir un producto hecho a la medida de los hombres forjados por el campo.
Es una empresa de tradición que siempre ha mostrado su calidad poniéndose a prueba en la faena del campo, dónde hombre y caballo se ponen a prueba a diario. Es por esto que hace más de 30 años Guillermo Londoño fue pionero en dar reconocimiento al vaquero colombiano fundando los Festivales de Vaquería en Colombia, generando así un reconocimiento en la calidad de sus artículos, lográndolo poner en el mapa a nivel nacional e internacional, haciendo homenaje a los hombres que en desarrollo de su trabajo cotidiano son la base del desarrollo de nuestro país, son cultura y tradición y eso es lo que ha logrado la talabartería con su pasión, convertirse en tradición, en el legitimador de muchos.
El Festival de Vaquería como deporte se decreta en los Llanos Orientales donde hace presencia la Talabartería Guillermo Londoño patrocinando y participando en todas las modalidades de desempeño vaquero, los festivales se han logrado institucionalizar en varias partes del país dando la oportunidad a los vaqueros, tanto colombianos como extranjeros, de mostrar sus destrezas.
La talabartería ha creado varias escuelas de vaquería en diferentes regiones dando la oportunidad a los que quieren vivir el sentir del vaquero, los provee de una buena silla elaborada a mano y con cueros de la mejor calidad. Respaldando la pasión del hombre por el campo.
En los programas del agro se hace presencia dando un salto a la realidad del hombre vaquero y su caballo, mostrándose al servicio de estos en las arduas jornadas que terminan con la satisfacción de haber cumplido su faena, usando una silla que al igual que el hombre y su fiel caballo, ha superado el cruce de un río, el subir de un montaña y el forcejeo con un novillo que dio pelea para ser curado, marcado o simplemente para ser trabajado en el campo. Una silla pensada por una vaquero para otro vaquero, porque como dice el señor Guillermo Londoño, “pueden sacar a un hombre del campo, pero al campo del hombre".
¿Qué opinan ustedes sobre este enfoque que maneja esta empresa?
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